viernes, 24 de mayo de 2013

Muñecas de Reverón


Las muñecas de Reverón

Las muñecas, estas obras tan particulares que hoy apreciamos como parte excepcional de nuestras artes, fueron ideadas por Reverón para al mismo tiempo ser medio de inspiración  para sus próximas creaciones, sabemos que él poseía una gran admiración por el cuerpo de la mujer, por esa razón trabajaba con el desnudo, pero por motivos morales y amorosos tuvo que dejar de lado a sus adoradas musas y buscar nuevas fuentes de inspiración. Así, nacieron las famosas muñecas. 

    Es necesario, para ilustrar el contexto detrás de estas obras maestras se resalte que Reverón nos ha dejado interrogantes sobre su vida, sobre su sobriedad, sobre su convicción artística, entre muchas más. Por consecuencia otorgarle un sentido verás a estos trabajos fantásticos resulta exento, pero asimismo nos permite dejar nuestra imaginación hacer su mejor labor.
    Tal vez el motivo recae sencillamente en el valor materialista y la capacidad que el hombre tiene de ser fiel y al mismo tiempo depender de  algo o alguien, en este caso dependencia de idea, Reverón encontraba belleza y la aprovechaba para representar una imagen muy particular de lo que veía, y esto se manifiesta en sus retratos de mujeres, que para muchos puede parecer falto de originalidad o que es simplemente un trazo desinteresado en el lienzo, pero particularmente pienso que no, porque así como dibujaba a la mujer la formo con tela ¿Así la veía? Resulta tan íntimo el lazo que unía a las muñecas con este pintor que el sentido es más real que ficticio. Retomando el tema de la inspiración, por motivos amorosos y de lealtad a su compañera de vida y respeto a su madre, Reverón decide no inspirarse con cuerpos reales ajenos a su vida introspectiva, sino con la belleza de sus fieles musas “su mujer, y Venezuela” posteriormente también en Las Muñecas, su efecto es un poco paradójico debido a que estamos hablando de que él se inspiraba para la creación de sus obras, valga la redundancia, con su obra, lo que es clara prueba de que, fuera de su posible locura, éste maestro respetaba y amaba su trabajo.

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