El arte
del siglo XX está indiscutiblemente unido al avance industrial y a la
modernización de la sociedad. Los últimos años del siglo XIX y los primeros del
siglo XX presencian un fluir vertiginoso de ideas, inventos, imágenes y
sucesos, de manera que cualquier parcela de la vida queda inmediatamente
contaminada por esas nuevas experiencias, y, por supuesto, el arte entra de
lleno en el entramado de la modernidad y el desarrollo. La Revolución
Industrial, totalmente establecida a finales del siglo XIX, comienza a dar paso
a la revolución tecnológica que se presenta como uno de los factores más
influyentes en el desarrollo histórico del siglo XX. La presencia de la
máquina, hacia 1900, es un hecho que la sociedad acepta con normalidad y los
avances técnicos forman parte de la vida cotidiana. Avances, todos ellos que
provocan en la sociedad admiración y fascinación y, ante todo, un ansia de
experimentación y conocimiento del que no quedan al margen los artistas. A
menor escala, el aspecto general del fin del siglo XIX, es urbano y
cosmopolita. Un mundo de propuestas y nuevas situaciones se abre con el
creciente desarrollo de los medios de comunicación y las ciudades se
constituyen en el escenario ideal para experimentar y sentir los nuevos
inventos y novedades. Así, en el terreno artístico también las grandes ciudades
se transforman en núcleos difusores a la vez que centralizadores de estilos y
tendencias; plataformas indiscutibles del arte del siglo XX.
Publicado por Osdary Villegas.